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Así está el panorama político en el municipio de Chimichagua 

Desde hace varios meses vienen sonando los nombres de quienes serían los candidatos que se darían la pelea por la Alcaldía de Chimichagua, un municipio en riesgo por el desempeño fiscal, debido al descenso de 569 puestos que tuvo en los últimos cuatro años, ubicándose en el puesto 1.044 entre 1.101 municipios colombianos.

A pesar de esto la lista es grande, y todos están dispuesto a darse la pelea hasta el final para asumir el poder.  El sonajero se agita y la baraja se abre con Javier Martínez Martínez, exalcalde de Chimichagua; Dalma Ospino, exgerente del Hospital Inmaculada Concepción, Alfredo Padilla Bolívar, excandidato a la alcaldía en el 2015; Carlos Cadena Cárcamo, exconcejal de este municipio y Fernando Soto, extesorero. Estos son los más sonados; Sin embargo, la lista sigue con otros personajes que vienen trabajando con un bajo perfil y que no se atreven a lazarse al agua todavía.

Todos trabajan en sus estrategias con sus grupos políticos y buscando ganar un espacio. Pero quizás el descaro más grande es el de la propia administración, en cabeza de su alcaldesa Maritza Pérez Ramírez, quien al parecer buscaría devolverle el poder a Martínez Martínez, quien siendo alcalde de la época le brindó su apoyo cuando ella fue candidata, por lo que ahora la mandataria querría devolverle el favor.

Javier Martínez fue alcalde por el Partido de la U y contaría con un sector de los Conservadores que apoyan a Maritza, además tiene en su equipo de trabajo al gerente del Hospital Inmaculda Concepción, César Alberto Suárez, quien lo traicionaría a pesar de que fue quien lo montó en el cargo que hoy ostenta, por hacerle caso a Jesús Fernández, esposo de Maritza, y de quien dicen es quien manda en dicha administración.

Maritza Pérez Ramírez y Javier Martínez Martínez

‘Chucho’ Fernández, como es conocido en la localidad, no quiere montar a Martínez, sino a Soto, por lo que hoy la mandataria estaría en medio de una encrucijada, pues tendría que dividirse entre responderle a quien la ayudó a llegar a ser alcaldesa o hacerle caso a su compañero sentimental que no ve con ‘buenos ojos’ al exalcalde Martínez.

Aquí se generaría una disputa con Dalma Ospino, quien también buscaría el aval del partido de la U. Esta fue Gerente del Hospital del municipio y hasta hace poco trabajó en la secretaría de Salud Departamental, a donde renunció para iniciar su proyecto político.

En la otra línea aparece Cadena Cárcamo, quien señala que ha venido liderando procesos políticos en la Asamblea del Cesar, Gobernación, Cámara de Representantes y Senado; por tal motivo, contaría con el respaldo del diputado Jorge ‘Popo’ Barros Gnecco, José Eliecer Salazar, representante a la Cámara y el senador José Alfredo Gnecco.

Carlos, es militante del partido Cambio Radical y se disputaría el aval con Alfredo Padilla, quien en 2015 tuvo aspiraciones a la alcaldía por este movimiento político.

Otro que está en la disputa es Fernando Soto López, ingeniero agroforestal y extesorero, muy cercano también a la alcaldesa, pero no tendría su guiño. Este contaría con el apoyo del concejal Miguel Ángel Aicardi; además es tío del Gerente de la empresa de agua de Chimichagua.

A esta lista se suman Fabio Guerrero Montes, abogado y profesor universitario de la Universidad Popular del Cesar UPC, quien al parecer cuenta con un gran músculo económico, pero no cuenta con bagaje en el sector público y por otro lado estaría José David Rocha Quintero, hermano del exdiputado del Cesar, Carlos Daniel Rocha; además Fabio Alberto Mendoza, abogado e hijo del líder político, Fabio Mendoza Nobles; y Celso Moreno que ya lanzó su campaña ‘Por amor a Chimichagua’.

¿Qué se pelean?

Estos ocho personajes que hasta ahora han mostrado su interés por quedarse con el ‘trono de la Zapatosa’ se estarían peleando un municipio que pasó del puesto 475 en el escalafón de desempeño fiscal 2017 del DNP al 1.044.

El municipio cayó estrepitosamente en manos de Maritza Pérez, llevándolo a la sepultura fiscal. Sumado a la cantidad de demandas que tiene el municipio y la mala prestación de los servicios públicos.

En la comunidad se comenta que no se puede tener una buena administración, cuando se tiene un municipio con problemas financieros, por lo que los chimichagueros deberán elegir al candidato con la mejor propuesta, capaz de sacar del hueco donde se encuentra esta población que a pesar de ser un municipio de sexta categoría, el cuarto en el departamento con mayor población votante y con el espejo de agua dulce más grande de Latinoamérica, no tiene las condiciones que sus pobladores merecen; por lo que necesitan una verdadera solución para ser un pueblo próspero.

Hoy Chimichagua se ha convertido en un foco para campañas de alcaldías de grandes sumas de dineros, debido a que quienes no tienen por lo menos 500 millones de pesos no se atreven a postular su nombre, debido a que la corrupción se ha apoderado del entorno y quienes no tengan el dinero, no tienen las posibilidades de llevar las riendas de este municipio, que cuenta con una población de 30.658 habitantes.

Sin duda, la hoy alcaldesa Maritza Pérez Ramírez tiene sus amigos y contradictores, y contra todo pronóstico buscará entregarle el poder a quien resulte ungido por ella y su grupo político, para que continúe con su legado.

Pero ¿qué le deja la mandataria a Chimichagua?, cuando la mejor estadística para calificar a un alcalde en su gestión es el desempeño fiscal evaluado por el Departamento Nacional de Planeación (DNP), y el indicador negativo demuestra la inviabilidad financiera a la que ha llevado la alcaldesa a Chimichagua como ente territorial.

Además, cabe anotar que este indicador le impedirá al nuevo alcalde o alcaldesa obtener recursos financieros de parte de entidades del Estado, así como traerá cierta dificultad para que le aprueben al municipio proyectos de inversión social sino cuenta con un respaldo financiero serio.

El panorama es desalentador, en tan solo 3 años este emporio de riquezas naturales que bien podrían ser explotadas con un turismo sostenible, pasó de ser un municipio sostenible a ser uno inviable y con alto riesgo.

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