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La caja y la guacharaca, instrumentos de dinastías 

Valledupar se viste de fiesta y se engalanan sus calles con los sonidos más auténticos de los instrumentos bases del folclor vallenato, la caja y la guacharaca. Los dos instrumentos que en la actualidad identifican la cultura de la región y que han tenido gran predominio en estas tierras de agricultura, ganadería y de los indios Chimilas de la vieja provincia del Valle del Cacique Upar.

Semanario La Calle hoy le rinde homenaje por medio de estas líneas a las dinastías más  grandes del folclor; las cuales han sido por más de 30 años, el sabor del vallenato. Familias que le han abierto las puertas a fanáticos, artistas y compositores para conocer más sobre sus técnicas y su arte empírica de este oficio.

 

Los Castilla, los ‘pulpos de la caja’

La dinastía que recogió toda la influencia de la percusión africana, presente en la parte baja de las riberas del Río Magdalena, hizo sus propios aportes y le imprimió su sello personal a la ejecución de la caja. Los famosos ‘pulpos de la caja’ se han destacado como la única familia que tiene generaciones de cajeros; el viejo Tito Castilla y Rodolfo Castilla, tienen el legado de sus padres que hoy le han transmitido a las nuevas generaciones Castilla.

Entre los más antiguos de los Castilla está Cirino, quien tuvo el honor de morir en la plaza Alfonso López, tocando caja durante un festival en 1972; Cirino es el padre de José del Carmen. Rodolfo Castilla que hoy tiene 65 años, quien ha acompañado en las tarimas a los acordeoneros tradicionales como Alejo Durán, Calixto Ochoa, Luis Enrique Martínez, Alberto Pacheco, Rafael Orozco, Poncho Zuleta, Diomedes, Jorge Oñate, Iván Villazón y pare de contar; su hermano  Dimas Castilla, también se destacó en el folclor vallenato durante sus años de vida.

“Yo acaricie más de un pote para tratar de sacarle un sonido similar a los que mi papá entonaba en su caja en cada parranda en la que lo acompañaba y desde entonces me fui uniendo con la música y desde aquel tiempo no he podido soltarme de ella”, señaló el cajero Rodolfo Castilla.

La vena musical de esta descendencia que depende del árbol genealógico de Cirino Castilla,  quien apoyó a su hijo Rodolfo, y quien sigue la línea potencializando a sus herederos del folclor Thomas, ‘el mono’ Castilla, quien toca con ‘Jorgito’ Celedón;  Alexander Barros Castilla, hijo de Dolores Castilla (hermana de Rodolfo); ‘Tito’ Castilla,  hijo de José  del Carmen ‘Cirinito’ y de la nueva generación está Daniel Castilla Maestre; quien ya ha logrado posicionarse entre los mejores del género.

Ante esto, Castilla Maestre afirma sentirse más que agradecido con Dios por hacer parte de esta construcción cultural de su familia y que además seguirá subiéndose a los escenarios para exaltar al folclor vallenato y seguir dejando en alto sus apellidos.

 

‘Los mañocos’, los genios con la guacharaca

La familia Suárez ha luchado a lomo de mula para construir vallenato, destacando un instrumento que siempre está en la cuerda floja por la falta de compromiso de los jóvenes. ‘Los mañocos’ han hecho establecer la dinastía logrando trasmitir a su descendencia ese temperamento artístico, además de reconocimientos de talla nacional y departamental donde se posicionan como profesionales de la percusión, formalizando así la lucha por la permanencia de la guacharaca en el trio del folclor.

El pionero de la dinastía, Luis Alberto Suárez, señala “mi amor y mi vínculo con este instrumento nació a los ocho años, entre mi hermano y yo hicimos de este juego de niños, el mejor trabajo del mundo. A los 13 años me aventuré a concursar en la categoría semiprofesional, saltándome muchas categorías, pese a que no gané, palpo ese momento como si fuese hoy, situación que me ancló a la música, es tanto así que cuando mis hijos comenzaron a inclinarse por este instrumento por experiencia los preparaba tanto que ellos ya estaban ansiosos de participar pero yo los detenía”.

Los reyes de la guacharaca se han coronado más de 15 veces como los mejores en la vibración del instrumento más sentimental del vallenato. Antes esto, Luis Alberto ‘Chabeto’ Suárez, el tercero en línea de esta dinastía le contó a La Calle que su amor a la música vallenata nació a sus nueve años de edad entre parrandas de bajo del palo de mango. “He estado en diversos lugares y festivales y poder entender todo lo que mi padre me enseñó y llevarlo a esos momentos me han hecho coronarme siete veces como rey infantil y seis veces mejor guacharaquero en todas las categorías”.

La dinastía que hoy cuenta con tres generaciones de Mañocos llega a las tarimas del Festival Vallenato y pone a temblar a todos, y además de que cuenta con la reina de la guacharaca, Victoria Suárez Leiva, quien también ha sido declarada la mejor guacharaquera en el Festival de la leyenda vallenata y en diferentes festivales del país.

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