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La ‘olla podrida’ detrás de la supervisión de las obras del Cesar

 

Un nuevo capítulo se abre alrededor de las obras inconclusas que adornan los municipios del departamento del Cesar, en especial tres que tienen que ver con escenarios deportivos y dos con entidades hospitalarias, las cuales han dado mucho de qué hablar, por supuesto se trata del estadio Armando Maestre Pavajeau en Valledupar, el Coliseo de San Alberto, Hospital San Roque de El Copey y Hospital de Chimichagua, proyectos que en su construcción han presentado más largas que cortas.

La nueva historia que adorna estas obras inicia en el aparente amangualamiento de la casa departamental por contratar personal no idóneo para la supervisión de la ejecución de los proyectos que se realizan con recursos del Ocad y que deberían ser de impacto y goce para los cesarenses, ya que según se conoció, uno de los supervisores de la interventoría que le realizan a estos contratos no es el idóneo para cumplir con la tarea de revisar que las obras se ejecuten a feliz término y en las mejores condiciones.

 

¿Quién es el contratista?

Se trata de Rubén Darío Jácome Trigos, un arquitecto que en su hoja de vida cuenta con cinco contratos en la Gobernación del Cesar, desde el año 2007 hasta el actual, para este último se trata del contrato 0222 02 de 2017, firmado el 27 de enero de este año entre la persona en mención y el secretario General, Jaime Luis Fuentes, cuyo objeto es ‘Prestación de servicios profesionales especializados  para el apoyo en la formulación, revisión, viabilización de proyectos; supervisión a contratos y convenios y acompañamiento a los procesos pre-contractuales, contractuales y post-contractuales en la Gobernación del departamento del Cesar”.

Sin embargo la perla que adorna este contrato radica en que se conoció que Jácome Trigos, no es arquitecto especializado, tal y como lo requiere el perfil para este y todos los contratos que ha ejecutado el contratista, ya que en el estudio de su hoja de vida solo cuenta con el diploma de arquitecto y otros estudios como seminarios y congresos; lo que desencadenaría uno de los tantos meollos que adornan las obras inconclusas del departamento, empezando que quien le da el visto bueno a las supuestas interventorías no cuenta con el perfil apto para vigilar la ejecución de estas obras.

Frente a esto el funcionario aceptó que no cuenta con una especialización en estudios pero que su experiencia si le permite decir que es especialista, sin embargo se conoció que el hombre desde años atrás ha logrado acaparar varios contratos con la Gobernación del Cesar utilizando su padrino político que tiene gran influencia en la casa departamental.

Además de eso manifestó cuál es su verdadera función en estos contratos, “nosotros somos supervisores de la interventoría, la información que nosotros obtenemos lo hacemos por el camino de la interventoría, eso está previsto en la ley, nosotros actuamos de acuerdo a la información que nos da la interventoría que es el consorcio Interestadio Valledupar, hablando puntualmente del estadio Armando Maestre Pavajeau”, dijo Jácome Trigos.

Frente a eso el secretario General del departamento, Jaime Luis Fuentes dijo que, “el estudio de la hoja de vida del futuro contratista lo hace la oficina de Gestión Humana, además de los títulos se tiene en cuenta como una equivalencia para remplazar los títulos, la experiencia de la persona, se hace la equivalencia para ver en qué cargo de acuerdo a la tabla de honorarios le correspondería o qué nivel podría ocupar.”

Sin embargo, pese a que la casa departamental la tiene clara frente al proceso de contratación para realizar la equivalencia de títulos, en este caso al parecer no aplicaría la metodología, ya que revisando la hoja de vida del contratista, la cual fue suministrada por la misma secretaría general mediante requerimiento de derecho de petición, se conoció que para el primer contrato donde fue incluido en como especialista, aún no contaba con suficiente experiencia para el cargo, toda vez que como interventor o supervisor para ese entonces, en el año 2013, solo contaba con cinco meses en dicha función, sin embargo logró cuatro contratos más con el mismo objeto, sumando el actual de 34 meses y 16 días, es decir su experiencia la hizo en la supervisión de obras de la gobernación del Cesar.

 

Las obras en cuestión

Pese a que son cinco las obras que están bajo la lupa de dicho supervisor, el informe de investigación aterriza en una de las más polémicas, es decir el estadio Armando Maestre Pavajeau, obra en la que se han invertido más de 50 mil millones de pesos y desde que inició su ejecución en el año 2014 no ha habido manera que los contratistas le den feliz término, además de eso en el tiempo de funcionamiento ha presentado más de un traspiés donde ha quedado en evidencia la calidad  de los materiales que se utilizan, sin embargo frente a esto la interventoría al parecer se ha hecho las de las gafas rotas.

Según se conoció la cosa funciona así, los interventores hacen sus informes  semanales del estado de ejecución de las obras, documento que pasa a manos de los supervisores quienes hacen la segunda chequeada de lo expuesto por los interventores y así determinar que es cierto y que es falso, sin embargo al parecer en este caso la cosa se ha movido en puro ok, como quien dice lo importantes es cobrar el billete… porque para eso los contrataron.

“La interventoría nos pasa los informes, nosotros revisamos los informes hacemos las anotaciones, pasamos  un informe a la gobernación mensualmente respecto a las actividades para que le paguen a las auditorías”, dijo Jácome, quien en medio de sus declaraciones dijo que la responsabilidad era del interventor, quien para este caso puntual es Argelio Oberto Arteaga.

Quien además en los cuestionamientos de que la gobernación haya inaugurado una obra como el estadio Armando Maestre Pavajeau dijo que aún no se ha entregado y que según él, está a menos de 5% de ser culminada. “Hay un informe que pasamos nosotros los supervisores a la oficina jurídica para que se determinara el incumplimiento, allá está el informe por incumplimiento de actividades, hay una multa por cinco mil millones de pesos al contratista”, mencionó Jácome Trigos.

Pero más allá de la supuesta multa y del informe de incumplimiento, La Calle tuvo acceso a unos chats donde Jácome Trigos respondía a las preguntas de un colega donde este le indagaba sobre la dirección de las oficinas del contratista del estadio al que este le respondió con todo el conocimiento del caso que no tenían porque era un consorcio ‘fantasma’.

 

¡El hombre es una  joyita!

Pero que el hombre al inicio no cumpliera con los requisitos mínimos para fungir como supervisor de obras de la gobernación no es todo, ya que al parecer se estaría valiendo de su experiencia en la casa departamental y de conocer el ‘tejemaneje’ de la contratación para hacer tráfico de influencias y suministrar información a terceros.

Así se conoció luego que se accediera a unas conversaciones obtenidas entre el arquitecto Rubén Darío Jácome, al parecer con otro contratista de nombre Jorge Carrillo, quien le pedía datos puntuales de algunos contratos de la casa departamental para así manejar los mismos costos utilizados en dicho proyecto.

Según los chats de WhatsApp Carrillo, le pide puntualmente tres cosas, entre esas la lista de precios de la gobernación del año 2016 y toda la información del proyecto del Rosita Dávila, para conocer en sí, el presupuesto; el mensaje dice así. “Yo perdí toda la información del Rosita Dávila y necesito al menos el último presupuesto porque ahí yo monté un poco de precios bacanos”, a lo que Jácome le responde, “listo, en la tarde se la paso”.

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