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NUESTROS FRACASOS NOS PERMITEN FLORECER

En esta época llena de ambiciones malsanas y corrupciones, parece natural que el éxito económico sea medido por la cuantía de la fortuna que se haya podido acumular ¡no importa cómo!; pero por mucho que nos deslumbren los malos ejemplos, no vale la pena sacrificar nuestras cualidades morales a cambio de un botín que ha hecho brotar amargas lágrimas empujando al infortunio a familias enteras. Por esa razón es más rico el que cuenta con mejores medios para adquirir la riqueza, que el que simplemente la posee por medios ilícitos o por un capricho de la suerte.

El joven, el adulto y aún el niño, aspiran ser exitosos, sueñan con ser reconocidos, valorados y aceptados. Está comprobado que las heridas más profundas son producidas por el rechazo, el amargo sentimiento de no aceptación, pero quiero decirles que ni el rechazo, ni las barreras familiares o sociales, ni los frenos culturales, ni una difícil situación económica, son obstáculos que impidan lograr el éxito.   Una de las primeras cosas que debemos tener en cuenta para llegar a ser personas exitosas es el aprender de nuestros “fracasos”. Aunque en algunos han sido más frecuentes que en otros, creo que todos hemos tenido “fracasos” en más de una oportunidad. Podemos hablar de líderes políticos que alcanzaron el triunfo después de haber fallado o “fracasado” en diversas ocasiones, pero lo que les ayudó a conquistar sus aspiraciones fue que supieron asimilar con madurez la adversidad comprendiendo que los “fracasos” son peldaños que conducen al verdadero éxito.

“Fracaso” no significa que todavía no hemos logrado nada, significa que hemos aprendido algo. En ocasiones necesitamos avanzar más lentamente para ir más rápido. Somos los instrumentos de nuestra propia ejecución, y para ser efectivos en la interpretación, debemos afinar nuestra conducta. No hay nada malo en cometer errores, estos nos permiten florecer y ser más sabios. La vida está llena de riesgos, si tú eliges retirarte ante cada desafió te puedo asegurar que te aburrirás enormemente. Habitualmente todo lo que vale la pena, requiere que te expongas a que te rechacen, o a que te hieran; ese es el precio que tenemos que pagar. No tienes que esperar hasta que lo hagas perfectamente para engarzarte en una actividad, es irreprochablemente correcto hacer las cosas mal en un principio, porque al final conseguirás el dominio que buscas. Es virtualmente imposible hacer algo a la perfección o incluso bien la primera vez que lo intentes. Haz las cosas que te asustan, no te importe mucho si lo haces bien o mal. La práctica hace al maestro, si  no hemos dominado algo, en realidad solo estamos diciendo que aún no lo hemos practicado lo suficiente.

Las mentes iluminadas que manejan altos niveles de conciencia nos hablan sabiamente sobre la coexistencia de los valores opuestos, es decir; una cosa no puede existir sin la otra: lo bueno, lo malo, lo bonito, lo feo, lo dulce, lo amargo; lo triste, lo alegre, por eso  el ciego no conoce la oscuridad a pesar de vivir sumergido en ella, pues nunca ha visto la luz. Verdaderamente, siempre ha sido más fácil, encontrar  errores que descubrir aciertos y saber elogiarlos. En el origen de esos grandes desalientos, está  toda la parte negativa que te puede llenar de dudas y sin sabores  para seguir adelante.

Recuerda que sin tribulaciones ni dificultades no se hacen los hombres, se ha comprobado que los conflictos aceleran nuestra madurez, pero en los momentos que sientas desconsuelo, honra las sabias palabras de aquel gran pensador que dijo; que todos los humanos estamos hechos de la sustancia con la que se trazan nuestros sueños. Desde el momento que te hayas ejercitado un poco en dominarte, en vencer tus impulsos, tus impresiones y en imponerte una línea de conducta reflexiva en lo que corresponde a tu vida interior y privada, habrás adquirido la suficiente tranquilidad  de espíritu para no preocuparte por las opiniones que tus iniciativas podrán dar lugar. Todo minuto que dedicas a pensar en los conceptos, proyectos o triunfos ajenos, es un minuto que te aleja de tus objetivos. El que es dueño de sí mismo cuando está solo, lo llega a ser rápidamente en presencia de los demás. Un paso más… y aquello que considerabas un fracaso se te convirtió en un éxito, porque nadie comete un error más grande que aquel que no hace nada, porque solo podía hacer muy poco…

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