Mucho se ha hablado de la Universidad Popular del Cesar – UPC, y no precisamente por sus buenas calificaciones, sino por todo lo que desde allí se ha orquestado no para salir del deplorable lugar que ocupa en el ranquin de universidades públicas de Colombia, sino por el contrario, pues se dice que años después de su creación, las fuerzas paramilitares se apoderaron de la universidad, luego las ‘Águilas Negras’, que, para muchos es lo mismo con diferentes nombres. Durante esa posesión macabra, se habría firmado supuestamente un pacto en el cual se fijaron unos nombres para gobernar la UPC hasta estos tiempos, no obstante, algunos cálculos han fallado y se ha dicho que el pacto llegó hasta Carlos Oñate, quien también habría querido dejar al que lo seguía, pero se le atravesó el Consejo de Estado quien lo sacó de ‘taquito’ e hizo que al máximo cargo de la universidad llegara Enrique Meza Daza.
Aunque con la llegada de Meza Daza muchos pensaron que habría un cambio positivo para la universidad y sería la oportunidad para que la academia saliera avante, pues él es un académico bien formado, con una hoja de vida brillante en los temas educativos y con conocimiento de causa por llevar muchos años vinculado a este centro de estudios, el hombre salió general. Feria de contratos para sus ‘amiguis’, favores politiqueros para quienes lo pusieron en el cargo, y para desdicha de la universidad, el tipo quiere dejar sucesor, pues no le bastó con intentar quedarse en el cargo más tiempo de lo establecido, sino que ahora se dice que estaría armando una parafernalia que le permita seguir gobernado en cuerpo ajeno.
Y es que no es para menos, puesto que quien llegue al máximo cargo de la UPC no quiera soltar la tetica, ya que esta maneja un presupuesto de 87 mil millones de pesos, cifra que no es nada despreciable, aunque los estudiantes se quejen y digan que no es suficiente, pero cómo va a alcanzar si todos saben que los recursos los malversan, o se lo reparten entre dos y tres personalidades políticas del Cesar, además de que algunos consejeros también piden su porción.
Imaginen por un momento qué pasaría si a la Universidad Popular del Cesar le giraran lo que le giran por estudiante a universidades como la Nacional, es casi un hecho que volvería la guerra de los noventa cada vez que hubiera elección de nuevo rector.
Pero no es solo el presupuesto lo que hoy está en disputa, en la Universidad Popular del Cesar se mueven los votos de los fortines políticos a los que obedezca el rector de turno, en este caso, la casa Gnecco, en cabeza del diputado Jorge Popo Barros, quien fue el que movió cielo y tierra para poner Enrique Meza Daza, es por ello que hoy este conglomerado político tiene toda la carne puesta sobre el azadón para dejar un titerezuelo que obedezca sin objeción en temas políticos de contratación y los puestos que mueve la universidad por OPS, algo a lo que se le llama muy decentemente burocracia.
Tres son los nombres que Meza Daza tiene en la baraja, aunque los chimes de pasillo, que ya comenzaron a rodar por la UPC, aseguran que hay dos que están haciendo la mímica, ya habría un ungido que no sería otro al que siempre ha estado cerca del actual rector destapando una serie de ollas podridas como irregularidades en la contratación de unos computadores, y el escándalo por unos graduados de la carrera de derecho sin el lleno de requisitos. Sin embargo, el hombre, aunque hoy se las de muy pulcro, el pasado lo condena pues aseguran que antes de meterse en el mundo de la academia y de ostentar cargos de secretario en el Gobierno municipal de hace algunos años, tuvo las manos metidas en la quiebra de la desaparecida lotería La Vallenata.
Así está el panorama en la UPC, donde voces han asegurado que el hombre del maletín ya comenzó a rondar a los consejeros y hasta a los estudiantes revolucionarios para armar una furrusca como la que se vivió a finales del año pasado con el fin de dilatar el proceso de elección mientras el rector Enrique Meza Daza y los políticos que lo manejan a su antojo, acomoda sus fichas y puede colocar al ungido en su remplazo.