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¿CHOCORAZO O PATALETA?

Por: Francisco Cuello Duarte

Siempre pensé que el fraude electoral o chocorazo era una actividad propia de los países tropicales, del tercero, cuarto o fin del mundo, pero hablar de este tema en los Estados Unidos nos deja un gran sinsabor.

La política, al decir de Hélder Prior y Mazzoleni, es un espectáculo teatral donde la democracia se transforma en pura exhibición y los ciudadanos se convierten en espectadores: campañas electorales lúdicas, con estrategias de persuasión y se seducción, donde juega el poder político y el poder mediático, y sin margen de entrada a la patanería, al racismo ni al trato feudal, al estilo Trump. Y, a propósito, vale señalar lo que dice el escritor y psiquiatra austríaco, Viktor Frankl, en su libro El hombre en busca de sentido “hay dos razas de hombres en el mundo y nada más que dos: la raza de los hombres decentes y la raza de los indecentes. Ambas se encuentran en todas partes y en todas las capas sociales”.

Según el periodista y escritor Juan Gossain, chocorazo viene de chócoro (utensilio de cocina) y el primer chocorazo o fraude electoral fue en Barranquilla en 1885 cuando hicieron aparecer, como por arte de magia, veinte mil votos en Sabanilla, cuando el pueblo apenas tenía mil habitantes, votos que fueron para Murillo Toro. Posteriormente hubo otro en 1904 para elegir a Rafael Reyes y el de 1970 de Pastrana y Rojas Pinilla.

De otro lado, se nos ha querido vender la idea que para Colombia Trump es mejor que Biden. Esto no es cierto, pues Colombia ha sido siempre un buen socio de los Estados Unidos. Y también que, frente al problema con Venezuela, nos sirve más el republicano que el demócrata, pues Trump es más rudo y el otro es tibio. Nada más equivocado, pues los gringos no tienen amigos, sino socios o aliados. Si Venezuela es un problema para los Estados Unidos, da lo mismo un presidente demócrata que un republicano, pues ellos actúan en función de sus intereses.

De otra parte, nos quieren vender otro mito. Que Biden es comunista. Los Estados Unidos son capitalistas. Allá no entra el comunismo, sea con un demócrata o un republicano. Ahí tenemos el ejemplo de Obama (demócrata), con buenas relaciones diplomáticas con Cuba, y su sistema político no cambió.

 

Chocorazo, será la palabra de moda en la campaña electoral del 2022.

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