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EL SILENCIO DE LOS INOCENTES

No discuten en las redes sociales acerca de política, dejan que el taxista con su conocimiento popular se crea sabio, están inmersos en el “Espiral del Silencio”, no persuaden a nadie para que cambie su voto, es el público que las firmas encuestadoras más grandes y prestigiosas del país no logran medir, siempre pasan como un F-117 avión furtivo bajo los radares de los sondeos, pero persistentemente inclinan la balanza sobre aquellos que los tienen en cuenta.
Es el famoso “Voto Vergonzante” fenómeno en el que el elector por vergüenza, timidez cobardía o inseguridad, no revela su verdadera intención de voto ya que su opinión se hace políticamente incorrecta. El V.V fue causante de que las firmas encuestadoras fallaran en los resultados del plebiscito del 2 de octubre del 2016 donde se pensaba que ganaría el “SI” a la paz y gano el “NO” a unos acuerdos dudosos.
Está claro que las encuestas no predicen resultados, sino que muestran las tendencias predominantes antes de una elección y para estos comicios se auguró que iban a ser los más votados de la historia, así lo manifestaron las encuestadoras más emblemáticas de Colombia como lo son el Centro Nacional de Consultoría, Datexco, Invamer-Galup, Yanhass y Guarumo. Por primera vez trataron de promediar el V.V, el principal factor de errores en las mediciones y causante de suprema incertidumbre.
Pero el Voto Vergonzante se liberó en esta elección.
Se acabó el Silencio de los Inocentes; el de los Uribistas que votaron por Duque y no podían hablar frente a grupos juveniles, ni círculos académicos, ni organizaciones laborales por que les representaba un bullying enérgico con señalamientos de guerreristas. Te habrás preguntado ¿inocente? ¿Un Uribista?, precisamente por ese pensamiento muchos optaban por el sigilo en lugar de la confrontación.
Se acabó el Silencio de los Inocentes; el de los Petristas que no podían confesar su intención de voto en sus lugares de trabajo sobre todo en estratos 5 y 6 o en círculos empresariales, donde se les acusaba de “Petardos” por reconocerse su afinidad con Fajardo.
Se acabó el Silencio de los Inocentes; de los Vargaslleristas que tenían que enmudecer en medio de jóvenes universitarios de clase media o grupos Fajardistas que los catalogaban de “masoquistas” por aquello del cocotazo.
Se acabó el Silencio de los Inocentes; de los de Trujillo candidato eclesial, que nunca le permitieron hablar en un debate televisivo y recibieron bullying a todo nivel, hasta de sus mismos allegados en la fe.
Muchos tenían definido su voto, pero no lo confesaban en público para evitar rivalidades estériles. Todos los que estaban inmersos en el torbellino del mutismo y la afonía electoral, lograron realizar una catarsis marcando la “X” en lo secreto del cubículo.
Salió a la luz los que más electores ocultos tenían, los que lograron cautivar su Voto Vergonzante con carácter y firmeza.
Después de elecciones el Voto Vergonzoso cambia si se gana, se convierte en un Voto Orgulloso; los veremos ondear la bandera de la victoria en las redes sociales o seguirán en silencio y nadie los notara si se perdió, le preguntaran al taxista ¿cómo le fue en las elecciones? Si ganan o simplemente darán la dirección a donde se dirigen, se saldrán del “Espiral del Silencio” para persuadir algunos amigos a una segunda vuelta. Aquel que era un avión fantasma ahora cobra vuelo listo para mostrarse al mundo político, gritando que su elección es la opción ganadora.
El Voto Vergonzante, siempre determinante pero tímido, misterioso, profundamente enigmático y sobre todo secreto hasta la urna.

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