Lo que prometían “movilidad, progreso y conectividad”, hoy se traduce en destrucción ambiental , sufrimiento ciudadano y un futuro degradado para Valledupar.
Lo que ya sabemos
• Deforestación indiscriminada: se han destruido bosques secos tropicales, ecosistemas ya en riesgo, para dar paso al cemento.
• Alteración de fuentes hídricas: arroyos y quebradas han sido afectados; sedimentos arrastrados contaminan ríos, como el Guatapurí, y afectan comunidades que consumen agua o dependen del cauce para sus cultivos.
• Fragmentación de ecosistemas y muerte de fauna: animales sin rutas seguras de paso, atropellamientos, daño al hábitat original al cerrar corredores biológicos.
• Ruido, polvo y contaminación del aire: maquinaria pesada, tráfico constante elevan las enfermedades respiratorias en barrios cercanos.
• Falta de participación ciudadana: la obra se impone sin consultas serias; se habla de ausencia de estudios ambientales transparentes; violaciones al Plan de Ordenamiento Territorial.
lo que muchos no están viendo
• Responsabilidad institucional concreta: ¿quién emitió las licencias ambientales? ¿Se revisaron los estudios de impacto ambiental antes de iniciar? ¿Se cumplen los protocolos de cumplimiento y sanción si se incumplen?
• Compensaciones reales: reforestación declarada no compensa lo perdido si es mínima (menos del 30% de lo talado). Corredores de fauna prometidos parecen no existir.
• Impacto a la salud humana: no solo flora y fauna están muriendo. Las comunidades inhalan polvo, viven expuestas al ruido, fuentes de agua contaminadas… ¿qué costos están pagando en enfermedades, calidad de vida, pérdida de cultivos, vulnerabilidad alimentaria?
• Impacto económico local: agricultura, pequeños productores y comunidades campesinas quedan sin agua limpia, sus cosechas disminuyen, rentabilidad baja.
• Transparencia y fiscalización: falta de acceso público a los contratos, a los estudios, a los informes de seguimiento. ¿Quién vigila? ¿Dónde están los entes de control y qué han respondido hasta ahora?
Un llamado urgente
Se debe:
1. Pausar de inmediato las obras que no cumplan licencias ambientales o que no hayan sido avaladas mediante consulta ciudadana.
2. Abrir investigaciones independientes por parte de la ANLA, la Contraloría, la Procuraduría, con participación de la comunidad.
3. Obligar al contratista y a las autoridades responsables a reparar, compensar y restaurar lo destruido: reforestación efectiva, restauración de cauces, limpieza de sedimentos, pasos de fauna y todo lo prometido en los estudios ambientales.
4. Monitoreo continuo e independiente de calidad del aire, impacto hídrico, salud comunitaria, cumplimiento de las normas. Que los informes sean públicos.
5. Respeto al derecho de las comunidades de ser escuchadas. Consultas previas reales, participación en decisiones que afectan su vida, su agua, su salud.
El Anillo Vial no puede seguir siendo símbolo de destrucción. Valledupar merece vías, sí — pero no a costa del ecosistema, de la salud y del futuro de quienes viven aquí.