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LA RAZA SUPERIOR

Por: Camilo Oñate

Cuando los nazis alemanes vieron que la guerra estaba perdida y que los rusos que fueron los primeros en pisar Berlín se encontraban ad portas, comenzaron a destruirlo todo:  las oficinas de la Gestapo y la SS, las bibliotecas, los edificios gubernamentales, los hospitales, las galerías, todo y lo que no pudieron dinamitar se lo llevaron con ellos: obras de arte, documentos, joyas y objetos de valor, actos propios de eso, de nazis de la Alemania de la segunda guerra mundial que siempre vieron al diferente muy inferior a ellos, es más, nos ven aun, todos estos grupúsculos de Neonazis que proliferan actualmente en algunas partes del norte de Europa.

La escena que circuló en redes sociales de la oficina vacía que parece arrasada por soldados que huyen y que corresponde al despacho del alcalde municipal de nuestro municipio San Diego – Cesar, inmediatamente me recordó los actos que en el párrafo anterior narré: me invadió un sentimiento de tristeza enorme al ver que se lo habían llevado todo con un claro mensaje de: “Usted no es digno de sentarse aquí”, “Usted no merece disfrutar las cosas que disfruto yo”, “adorne la oficina con el gusto suyo que jamás será el que le puse yo”, todos mensajes propios de quien derrotado no acepta que aquel a quien siempre vieron poca cosa hoy es sencillamente superior.

Pero no es la primera vez que se envía este tipo de mensaje humillante y descalificador, por allá en las épocas del empalme y si mi memoria endeble no me traiciona el mensaje en redes fue algo como: “lo espero con mi equipo de trabajo para iniciar la operación de empalme de acuerdo a sus capacidades”; nada más anulativo que ese acto de tratar de incapaz a quien pronto a uno lo reemplazará, pero así como tácitamente ofenden, abiertamente están dejando ver de que están hechos los ofensores, que no es de otra cosa que de la más mezquina de las vanidades, del más poderoso de los odios y de la  más grande de las infamias,  sentimientos todos propios de los nazis de Hitler, que convencidos pensaron que eran una raza superior y que al final fueron derrotados por el sentido común y arrinconados como a las ratas en sus madrigueras.

No le vi la cara al señor Alcalde cuando me imagino sorprendido vio el chiquero que como despacho le dejaron, tampoco he tenido la oportunidad de hablar con él pues ni el feliz año nos hemos dado, pero si tengo la certeza de que al ver la escena de desolación de su despacho y ante los comentarios de sorpresa de sus acompañantes solo atinó a decir: “no le paren bolas a eso, vamos a trabajar”.

Hay un pasaje de la biblia, libro que poco suelo citar (Mateo 7:16), pero que aplica al dedillo para estos que se predican mejores y que sus actos dicen lo contrario: “EX FRUCTIBUS COGNOSCETIS EOS”:

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