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Noche de medallas para los colombianos en los Juegos Olímpicos Tokio

El aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 trastornó los planes de miles de atletas, generando una incertidumbre exasperante.

No fue el caso con Mariana Pajón, la emperatriz colombiana del BMX, que ahora añade una medalla de plata a los oros que conquistó en sus dos anteriores participaciones olímpicas.

La demora de un año fue una bendición para Pajón, quien escoltó a la británica Beth Shriever en la final el viernes.

“Yo me alegré. Hubiera llegado a Tokio sin condiciones. Sin el aplazamiento no hubiera sido posible esta medalla”, apuntó sin tapujos.

Por segundos Juegos Olímpicos consecutivos, Pajón y Carlos Ramírez subieron al podio de medallas. En el caso de Ramírez fue repetir el bronce.

Los dos pusieron énfasis en que ambos metales sabían a oro por el sacrificio de prepararse en medio de una pandemia, superar adversidades y un claro desahogo por sacudirse críticas en su contra.

En el caso de Pajón, su futuro deportivo quedó comprometido cuando en 2018 se sometió a una cirugía por desgarros de ligamentos en la rodilla izquierda.

A las dudas sobre su condición física, se sumó la polémica por la convocatoria de su esposo _ el francés Vincent Pelluard _ al equipo colombiano de BMX tras nacionalizarse. Se habló que la influencia de Pajón fue decisiva en ello.

“Hay gente que opina muy fácil desde fuera y desde una pantalla se meten en toda tu preparación y hasta en tu vida privada”, afirmó Pajón.

“Fue un ciclo olímpico de muchos retos, con más momentos tensos que de felicidad”, añadió. “Lo sacas porque lo quieres… por esa llamita que llevas encendida”.

Ramírez, quien escoltó al holandés Niek Kimmann y al británico Kye Whyte, estaba extasiado por repetir en un podio. También seguía sin darle crédito a la odisea del último año.

“Fueron unos Juegos absurdos”, señaló antes de hacer una reflexión sobre toda la presión del mes previo.

Venir a Japón implicaba seguir protocolos a rajatabla, aparte del persistente ruido de una cancelación que nunca se dio.

“Llegar acá y ver la Villa Olímpico fue gratificante”, dijo Ramírez. “Pero el último mes fue muy duro, con la nueva palabra que está de moda: tenía muchos demonios en la cabeza”.

“Había momentos que no sabía qué iba a pasar, si sí o si no iba a poder estar acá”, añadió.

Ramírez empleaba la frase empleada por Simone Biles, la súper estrella de la gimnasia de Estados Unidos, que decidió retirarse de la final de equipo y luego del concurso individual debido a problemas de ansiedad.

“Ella está marcando algo muy pesado y que es verdad”, dijo Ramírez. “No somos máquinas que nos echan gasolina y rendimos. Somos seres humanos como todos, somos personas con sentimientos y con sentimientos que son duros”.

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