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Un 22 de diciembre murió Diomedes Diaz mientras dormía en su casa, esta es su historia

A ocho años de su muerte, el cantante de vallenato sigue vigente con su música, pero además alcanza a las nuevas generaciones que viralizan sus ocurrencias en plataformas como TikTok.

Para el día de su muerte la ciencia estaba ya un poco avanzada. No como lo imaginaba en aquella entrevista cómica y memorable con Ernesto McCausland. No como lo habría deseado el Diomedes que no quería morirse de ninguna forma.

Para el día de su muerte la ciencia estaba ya un poco avanzada para que el artista emprendiera un camino de perpetuidad sin precedentes en la historia musical de Colombia. De toda Latinoamérica, quizás.

Ocho años después de su fallecimiento, Diomedes Díaz está más vigente que nunca. Sus canciones no paran de sonar por todo el caribe colombiano, incluso con más fuerza que cualquier otro representante de la música vallenata activo.

Su fenómeno es mayor a lo que ocurrió con el otro fenómeno de la música de acordeón Rafael Orozco y ni los respetables juglares que sentaron las bases del vallenato, patrimonio inmaterial de la humanidad, consiguieron semejante impacto.

Los últimos ocho años del Diomedes Díaz cantante, los que sucedieron a su muerte, son difíciles de entender sin mirar más allá de lo estrictamente musical, sin reconocer el protagonismo y la evolución de la tecnología, las redes sociales y lo que hoy empieza a conocerse como el metaverso.

Con las redes, Diomedes trascendió de su papel habitual. Llegó y sedujo a personas de otras latitudes, como a Snorri Eldjárn Hauksson, de Islandia, que se aprendió sus canciones, se hizo viral como el islandés del vallenato y viajó a Colombia cual celebridad para participar en un Festival en Valledupar.

El ‘Cacique de La Junta’ fue un adelantado a su tiempo. Lo fue como intérprete y como escritor de grandes vallenatos. De su inspiración nacieron éxitos como Tres canciones – la ventana marroncita -, El alma en un arcordeón, Tu serenata, Bonita, Mi muchacho, El cóndor herido, entre muchos otros.

Pero también fue un adelantado a su tiempo por su personalidad. Diomedes fue viral, un movilizador de masas que convocaba a miles de personas en cualquier espacio público que pisara.

Ni siquiera la condena por el crimen de Doris Adriana Niño frenó la simpatía de sus seguidores, hipnotizados por la voz y la forma de ser del cantante. Sus presentaciones en vivo siguieron siendo masivas, las caravanas de ‘diomedistas’ para celebrar su cumpleaños un 26 de mayo o la salida de un nuevo álbum se mantuvieron hasta el día de su entierro.

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